Judas 3. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
miércoles, 11 de abril de 2012
Parábola Del Buen Samaritano
En esta sencilla parábola se encuentra encerrado el plan de Salvación donde perfectamente se ve como es que el hombre no tiene el poder de elegir ser salvo, sino que es Dios quien en su infinita misericordia se llega a él. Ese buen samaritano no es otro mas que Jesucristo, el único capaz de dar vida, y el hombre caído es el pecador que cayó en desobediencia porque fue atacado por el padre de mentira que es ladrón y salteador , el sacerdote representa la ley que no puede hacer nada por el hombre, el levita representa al falso profeta que no tiene misericordia.
El aceite representa al Espíritu Santo que comienza la obra en el hombre para que reconozca su pecado, el vino representa la sangre de Cristo que limpia de todo pecado una vez el hombre se ha arrepentido porque fue redargüido por el Espíritu Santo. El mesón es la iglesia de Cristo a la que El Señor añade los que han de ser salvos, el mesonero es la cabeza de la iglesia este es Cristo quien ademas es el buen pastor que cuida de sus ovejas para asegurar su salvación y darles vida eterna. Los dos denarios son el bautismo y la santa cena como pasos de obediencia.
El Señor afirma que regresará y pagará, esto quiere decir que el trabajo en El Señor no es en vano, debemos trabajar en la obra del Señor, pues esta parábola no solo muestra el plan de salvación, sino que Dios preparo de antemano obras para que andásemos en ellas, no para ser salvos, sino porque somos salvos. El hombre que ha nacido de nuevo, debe dar frutos dignos de arrepentimiento.
Cuando el Señor dice que regresara nos confirma su segunda venida, un tema olvidado por muchos pero esperado por todos aquellos que hemos alcanzado redención, sabemos que el Señor no solamente regresara, sino que nos llevará con Él.
SI, VEN SEÑOR JESÚS!